viernes, 10 de julio de 2009

Vampiros

Contra lo que creen algunos amantes del terror, los vampiros no se alimentan de sangre. No, definitivamente, su dieta es algo más refinada. La sangre, de alguna forma sería apenas para ellos el postre, algo así como el cierre definitivo de su festín.
El alimento que no puede faltar en la dieta de ningún vampiro, desde Drácula hasta la fecha, es el miedo. Si no ¿Cuál sería la razón de las visitas nocturnas a los dormitorios de siempre hermosas y asustadizas doncellas?
Miles de veces hemos visto, con nuestras manos atenazando los apoyabrazos de alguna butaca, la mirada horrorizada de la joven de turno mientras se congela de horror frente al chupasangre que se acerca para succionarle su delgado cogotito.
Es el terror, el que hace que la pobre no pueda mover uno solo de sus músculos, el mismo terror que vuelve aún más temible a su victimario, aún más poderoso, aún más indestructible.
Por eso también el vampiro se solaza mientras su nombre maldito corre entre susurros de boca en boca por toda la comarca. Ama que le tengan miedo, lo excita alimentarse de los terrores de las buenas gentes. Y esa gente, presa del terror que el vampiro inspira en ellos mediante el engaño, la simulación y la farsa, desoye los consejos de los hombres sabios y se interna en los bosques, en los caminos sin salida, en los pantanos donde su victimario acecha.
Esas gentes, perdidamente aterrorizadas, desconocen quiénes son en realidad sus enemigos y sus amigos, aceptan propuestas desfavorables, siguen fanáticamente seducidos a quienes los llevan hacia la destrucción. Simplemente guiados por el miedo que es a la vez el arma más poderosa y el alimento vital de los vampiros.
Esos vampiros, los mismos que aterrorizaron a nuestros abuelos, aunque ya no usen capas de raso ni vivan en Transilvania. Aunque ahora vistan trajes de Armani y hayan vendido sus castillos para comprar radios, diarios y canales de televisión que, a la hora de meter miedo, parecen ser mucho más efectivos que los colmillos y las alas de murciélago.